
¿QUÉ VER EN SEVILLA |
GUÍA DE VIAJE COMPLETA
¿Te vas de fin de semana y te preguntas qué ver y qué hacer en Sevilla? ¡Ya he hecho el trabajo por ti! En esta guía completa, te cuento los lugares imprescindibles, las experiencias únicas y mis lugares recomendados para aprovechar al máximo tu estancia en Sevilla.
Luminosa, majestuosa, vibrante.
Imagina una ciudad bordeada de naranjos, donde el sol acaricia fachadas rojas y ocres, donde los patios escondidos cuentan historias centenarias tras sus rejas de hierro forjado y donde la historia susurra en cada esquina. Bienvenidos a Sevilla, una ciudad donde la realidad supera a menudo la ficción.
Mientras el invierno azota el resto de Europa (y gran parte de España), Sevilla desafía la temporada con un cielo azul deslumbrante y terrazas que nunca están vacías. Con más de 300 días de sol al año, la capital andaluza es el destino perfecto para recargar vitamina D. Diría incluso más: es una de las pocas ciudades que resulta más agradable visitar en enero o febrero que en julio, para escapar del calor abrasador y las multitudes.
Sevilla encarna todo lo que hace atractivo a España: calles empedradas llenas de carácter, un legado histórico digno de las más grandes epopeyas y una mezcla cultural que le otorga una personalidad única. Pero también tiene un ingrediente secreto: un alma andaluza, moldeada por siglos de influencias moriscas, católicas y gitanas. Aquí, la suavidad de la vida mediterránea se mezcla con la intensidad del flamenco, la fervorosa tradición y el arte de saborear cada instante. Sin importar la temporada, los sevillanos se aferran a sus terrazas, brindan por la vida y la amistad, y golpean el pie al ritmo de las guitarras. Y luego está esa luz… ¡una entidad por sí misma! Al final, Sevilla tiene esa tranquilidad segura de las ciudades que ya no tienen nada que demostrar, y eso es lo que le da gran parte de su encanto.
Esencia del espíritu andaluz, Sevilla también está llena de contradicciones. Más conservadora que sus vecinas andaluzas, sigue profundamente arraigada en sus tradiciones religiosas, que son omnipresentes tanto en la arquitectura como en la vida cotidiana. La vida sevillana oscila entre dos extremos fascinantes: la devoción solemne de la Semana Santa, donde las procesiones y los penitentes transforman las calles en catedrales a cielo abierto, y la explosión de alegría de la Feria de Abril, donde el vino fino fluye a raudales bajo las casetas mientras las sevillanas hacen chocar sus tacones sobre el suelo polvoriento.
Entonces, ¿qué ver y qué hacer en Sevilla? ¿Dónde comer, dónde dormir y cómo empaparte del alma sevillana? En esta guía, vamos juntos a descubrir esta ciudad solar y apasionada.

Capítulos - Qué ver en Sevilla
¿Cual es la mejor época para visitar Sevilla?
Con más de 300 días de sol al año, Sevilla es un destino ideal para escapar del invierno. Pero cuidado, ¡no todas las estaciones se valen!
El verano: un horno que no hay quién aguante
A partir de junio, la ciudad se transforma en un horno. En julio y agosto, las temperaturas pueden superar fácilmente los 40°C a la sombra. Créeme: vine con mis padres un agosto hace casi 20 años (eso no me hace más joven), y mi único recuerdo se resume a… la piscina del hotel. En resumen, si quieres disfrutar de Sevilla, evita el pleno verano.
El invierno: un buen plan
Nuestra reciente escapada a finales de enero resultó ser el plan perfecto. Bajo un sol generoso, las temperaturas oscilan entre 15 y 20°C durante el día, ¡un lujo cuando el resto de Europa tiembla de frío! Es cierto que las noches se enfrían rápidamente una vez que el sol se pone, pero nada que un buen suéter y un abrigo no puedan solucionar.
La ventaja es que también hay menos turistas. Eso no significa que tendrás los monumentos para ti solo (en Sevilla, eso sería un milagro), pero las colas son más cortas y los restaurantes menos concurridos.
La primavera: mágica, ¡pero cuidado con las fechas!
Marzo y abril transforman Sevilla en un espectáculo para todos los sentidos. Es la época en la que los miles de naranjos que bordean las calles y adornan los patios se cubren de flores blancas. Toda la ciudad se sumerge en una fragancia embriagadora. En abril-mayo, las temperaturas son generalmente ideales, los días son más largos y permiten disfrutar del sol y las terrazas.
Sin embargo, este período coincide con dos de los eventos más importantes de Sevilla: la Semana Santa y la Feria de Abril. Atraen grandes multitudes, lo que hace que los precios de alojamiento se disparen y los lugares turísticos se saturen. A menos que quieras vivir la experiencia al máximo y estar preparado tanto psicológica como logísticamente, es mejor que te informes sobre las fechas para evitar sorpresas. Dicho esto, estos dos eventos son experiencias únicas, intensas e inolvidables, de esas que hay que vivir al menos una vez en la vida. ¡Depende de ti decidir!
⚠️ ¡Con el cambio climático, ya no se puede estar seguro de nada! En el momento en que escribo estas líneas, toda España ha pasado todo el mes de marzo bajo la lluvia. Así que la primavera ya no garantiza buen tiempo… Nadie tiene la culpa, por supuesto, ¡pero asegúrate de comprobar el clima antes de partir!
El otoño: para alargar el verano
De septiembre a noviembre, las temperaturas permanecen agradables, generalmente alrededor de los 25°C, y el ambiente es más relajado que en temporada alta. Es el momento perfecto para pasear sin sufrir el calor, disfrutar de las terrazas soleadas y explorar la ciudad sin las multitudes. Una excelente manera de alargar el verano… evitando la aglomeración de la primavera y el calor abrasante del verano.


¿Cuanto tiempo pasar en Sevilla?
Tres a cuatro días me parecen perfectos para descubrir Sevilla. Este tiempo nos permitió visitar prácticamente todas las principales atracciones de la ciudad sin prisas, disfrutar de las especialidades sevillanas, probar buenos lugares (¡e incluso volver una segunda vez!) y regresar al hotel a hacer la siesta entre visitas (porque todos sabemos que los city trips agotan).
Si tienes menos tiempo, un fin de semana puede ser suficiente para una primera visita a Sevilla. Simplemente concéntrate en los imprescindibles (o salta la siesta). Si es tu segunda o tercera vez en la capital andaluza, ¡mucho mejor! Podrás disfrutar de la atmósfera y descubrir los sitios que no tuviste tiempo de ver la primera vez.
Finalmente, si tienes varios días por delante, aprovecha para explorar los alrededores: Ronda y su vertiginoso acantilado, las ruinas romanas de Itálica, o el parque natural de Doñana… Todos estos lugares son fácilmente accesibles en tren o coche desde Sevilla.

Qué hacer en Sevilla: 13 experiencias que no te puedes perder
1. El Alcazar de Sevilla
Si siempre has soñado con sentirte dentro de un episodio de Juego de Tronos, el Alcázar de Sevilla es la visita que no te puedes perder. No lo digo solo porque es impresionantemente bonito (que lo es): ¡los jardines han servido literalmente como escenario para las escenas de Dorne!
Construido en el siglo XI bajo dominio árabe, este palacio real es el más antiguo aún en funcionamiento en Europa. El Alcázar representa la cúspide de la arquitectura mudéjar, una fusión de los estilos morisco y cristiano que narra la historia compleja de Andalucía.
Este palacio es un vibrante testimonio del Siglo de Oro español, pero también de esa fascinante época en la que las culturas islámica y cristiana coexistían en una relativa armonía artística. Al recorrer sus salas con techos vertiginosos y sus patios tranquilos, uno lee los sucesivos capítulos de la historia española: una lección de convivencia cultural que deberíamos considerar como inspiración hoy en día.
A diferencia de mis hábitos (es decir, recorrer los lugares rápidamente y salir al cabo de una hora diciendo “Debí haber tomado un guía”), esta vez lo anticipé. Si hay un lugar que merece una visita guiada, es sin duda el Alcázar de Sevilla. Lamentablemente, elegimos mal la empresa y salimos un poco frustrados. A pesar de todo, nuestro guía nos permitió descifrar símbolos y detalles que, de otro modo, seguramente habríamos pasado por alto.
Los jardines del Alcázar también son un mundo aparte. Verdadera extensión arquitectónica del palacio, despliegan un laberinto de fuentes, naranjos y plantas exóticas.


INFORMACIÓN PRÁCTICA
¿CUÁNTO TIEMPO DEDICAR? | El Alcázar es mucho más grande de lo que parece desde fuera. Las visitas guiadas suelen durar entre 1h y 1h30, pero te recomiendo encarecidamente que reserves tiempo extra para pasear a tu ritmo una vez finalizada la visita, especialmente en los jardines. Media jornada (alrededor de 3 horas) me parece un tiempo adecuado para disfrutar plenamente del lugar sin prisas.
¿CUÁNDO IR? | Cuanto más temprano, mejor. A pesar de llegar justo a la apertura a las 9:30, la fila ya era considerable. A partir de las 11:00, había que hacerse espacio para entrar en el Patio de las Doncellas. Si optas por una visita guiada, asegúrate de reservar con la mayor antelación posible para poder elegir los mejores horarios.

PRECIOS | La entrada al Alcázar de Sevilla cuesta 13,50 € en taquilla y 20 € para un billete de entrada rápida online. Recomiendo esta opción: la capacidad del Alcázar está limitada a 750 personas por franja horaria, por lo que las plazas se llenan rápidamente, especialmente en temporada alta. Reservar con antelación no solo te garantiza la entrada, sino que también te ahorra una espera potencialmente larga. Piensa en hacerlo varias semanas antes para obtener la mejor franja horaria.
VISITAS GUIADAS | Quedamos decepcionados con nuestra visita guiada, que nos pareció un poco rápida y superficial. Sin embargo, puedo recomendar encarecidamente la agencia Apie Experiencias Turísticas, cuya fundadora conocí personalmente. Ofrecen visitas privadas al Alcázar y a la Catedral (entre otros), con guías apasionados que van mucho más allá de las anécdotas habituales. Las reseñas en Google son unánimes en elogios.
Para un presupuesto más ajustado, esta visita con acceso anticipado también está muy bien valorada en Get Your Guide.
Cuenta con entre 20 € y 35 € por persona para una visita clásica y hasta 120 € por persona para un tour privado.
2. Catedral + Giralda
Catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Catedral de Santa María de la Sede ostenta el título de ser la catedral gótica más grande del mundo.
Sin embargo, su historia comienza en otro lugar: sobre los cimientos de una antigua mezquita almohade de la que ha conservado dos elementos emblemáticos. El primero, el Patio de los Naranjos, servía antiguamente para las abluciones rituales de los musulmanes antes de la oración. El segundo, aún más emblemático, es el minarete transformado en campanario: la famosa Giralda.

Esta torre de 104 metros de altura esconde una peculiaridad arquitectónica: en lugar de las tradicionales escaleras de caracol, tiene una rampa inclinada que serpentea a lo largo de 35 pisos hasta la cima. Esta rampa permitía al muecín de la época subir a caballo hasta la cima para llamar a la oración. Hoy en día, ¡nuestros glúteos son los que agradecen esta estructura!
Mientras un grupo grande acompañado de un guía se adentra con nosotros en la catedral, decidimos comenzar por la Giralda mientras la mayoría de los turistas aún exploraban la nave principal.
Sin embargo, no te esperes estar solo. Y recordemos que la torre fue diseñada originalmente para acoger a una sola persona: el muecín. No para cientos de turistas. En otras palabras, estarás apretado. Arma de paciencia y espera pacientemente a que los demás terminen sus fotos antes de acceder a tu turno para las pequeñas nichos repartidas por toda la torre. No obstante, el panorama bien vale la pena. Desde la cima de la torre, Sevilla se extiende ante nosotros como una maqueta viviente. La vista de 360° confirma una regla urbana local: ningún edificio supera la altura del campanario. El horizonte de tejados anaranjados, salpicado de iglesias, plazas y el ribete plateado del Guadalquivir, ofrece una perspectiva única de la ciudad.



En su interior, la catedral sorprende por su plano rectangular, que rompe con la tradicional nave en cruz latina de los edificios góticos. Una particularidad arquitectónica heredada, una vez más, de la antigua mezquita.
Entre sus tesoros, el más famoso es sin duda el sepulcro de Cristóbal Colón. El navegante reposa en un sarcófago sostenido por cuatro figuras alegóricas que representan los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra, un poderoso símbolo de la España unificada por la que navegó hacia el Nuevo Mundo.



INFORMACIÓN PRÁCTICA
PRECIOS | 13 € en línea / 14 € en el lugar. Una vez más, recomiendo reservar con antelación para evitar las colas y asegurar el acceso. Calcula unos 30 € para una visita guiada.
¿CUÁNTO TIEMPO DEDICAR? | 90 minutos me parece un tiempo razonable para visitar la Catedral tranquilamente y subir a lo alto de la Giralda para admirar la vista.

3. Plaza de España
Espectacular, grandiosa, teatral: los superlativos se quedan cortos para describir la Plaza de España. Diseñada por el arquitecto sevillano Aníbal González, se impone sin lugar a dudas como el sitio más emblemático de Sevilla. También es una de las plazas más originales del mundo.

La arquitectura es claramente singular: una inmensa plaza en forma de semicirculo, delimitada por una fila de edificios imponentes con fachadas ornamentadas. Esta forma no es casual; simboliza el abrazo de España a sus antiguas colonias de América Latina.
Construida para la Exposición Iberoamericana de 1929, la Plaza de España es mucho más que una simple plaza: es un manifiesto arquitectónico que celebra la historia y la diversidad españolas. El canal semicircular que recorre el espacio frente a los edificios simboliza el océano Atlántico que une España con las Américas.



Lo que también distingue a la Plaza de España de otras grandes plazas europeas son sus 52 nichos adornados con bancos de cerámica. Cada uno está dedicado a una provincia española y decorado con espléndidos frescos en azulejos que ilustran escenas históricas, monumentos emblemáticos o paisajes característicos de la región representada. Para los visitantes españoles, encontrar el nicho de su provincia natal y tomarse una foto frente a él se ha convertido en todo un ritual. Por supuesto, yo no tenía otra opción que posar frente al de Madrid.
Tómate el tiempo de observar los detalles. Los cuatro puentes que cruzan el canal no son idénticos: cada uno representa uno de los antiguos reinos que formaron la España moderna: Castilla, León, Aragón y Navarra. Si miras de cerca, descubrirás sus respectivos escudos delicadamente incrustados en mosaico.
La Plaza de España no es un monumento estático, sino un espacio vivo, y eso es lo que le da todo su encanto. Pasea por los arcos para admirar el trabajo de los artesanos locales que a veces exponen allí o asistir a una representación de flamenco callejero. La elegante galería de columnas que recorre los edificios no solo ofrece refugio contra el sol andaluz, sino que también crea un juego de sombras y luces que transforma la atmósfera de la plaza a lo largo del día.

INFORMACIÓN PRÁCTICA
CUÁNDO VISITAR | La Plaza de España es algo víctima de su fama y suele estar muy concurrida, especialmente los fines de semana. El mejor momento para visitarla es por la mañana temprano o por la tarde. Detenidos por dos generosas raciones de churros (la mejor excusa del mundo), tardamos más de lo previsto y llegamos alrededor de las 10 h. Para nuestra sorpresa, la afluencia era aún relativamente limitada.
Sin embargo, ten en cuenta que la plaza está cerrada entre las 22 h y las 8 h para protegerla y evitar el vandalismo.
PRECIO | El acceso a la Plaza de España es gratuito.
4. El parque María Luisa
Justo al lado de la monumental Plaza de España, el parque María Luisa despliega sus senderos sombreados y constituye el pulmón verde de la ciudad. Después de una mañana de visitas, es el lugar perfecto para hacer una pequeña pausa junto a un estanque, observando a los patos que pasean entre los visitantes.

Los recuerdos personales son a menudo los testimonios más elocuentes. Durante mi primera visita a Sevilla con mis padres en el mes de agosto, el parque María Luisa es prácticamente el único lugar que guardo en la memoria. Todo esto para decir que cuando el termómetro se acerca a los 40°C en verano, esos 34 hectáreas de verde se convierten literalmente en una cuestión de supervivencia, tanto para los visitantes como para los habitantes.
El agua, omnipresente en el parque, recuerda sutilmente la importancia histórica de este recurso en Andalucía. Estanques, fuentes y fuentes ornamentales salpican el recorrido, creando microclimas refrescantes y atrayendo una fauna urbana diversa.
5. Los barrios de Santa Cruz y Alfalfa
Hicimos una entrada espectacular en el barrio de Santa Cruz. Literalmente. En esas pequeñas calles adoquinadas, es difícil llegar arrastrando la maleta sin llamar la atención.
Antiguo barrio judío, este laberinto de callejuelas floridas y coloridas forma un verdadero enredo donde es fácil perderse. Entre esos muros encalados, la historia se inscribe en capas sucesivas: detrás de los turistas que se toman selfies, los muros aún guardan los surcos dejados por las ruedas de los carruajes que se deslizaban por esas estrechas calles a lo largo de los siglos. Al doblar una esquina, el pasado sorprende sin previo aviso, como esas impresionantes columnas romanas de 9 metros de altura, vestigios de un antiguo templo, encajadas en un diminuto jardín en la calle Mármoles. Uno puede imaginar a los habitantes de la casa de al lado cocinando cara a cara con estos gigantes del pasado.


Más allá de sus pintorescas callejuelas, Santa Cruz es también (y sobre todo) el barrio emblemático de la grandeza de Sevilla: es allí donde se encuentran el Alcázar y la Catedral. También es allí donde se hallan las plazas más espectaculares, como la Plaza del Triunfo, las más emblemáticas, como el Patio de las Banderas, o las más discretas, como la Plaza del Cabildo, escondida al final de una galería a pocos metros de la monumental Avenida de la Constitución.
A pesar de todo su encanto, Santa Cruz ha cedido parte de su alma al turismo, como suele ocurrir en los barrios históricos. Por eso, preferí el barrio vecino de la Alfalfa, más auténtico, donde los sevillanos se mezclan más fácilmente con los viajeros. Una sucesión de plazas animadas, fachadas pintorescas y pequeños bares y restaurantes, perfectos para comer o tomar unas cañas.
PARA SABER MÁS | Es difícil no notar el lema de Sevilla, NO8DO. Representado en la fachada del ayuntamiento, esta inscripción está presente en toda la ciudad. Este símbolo es un juego de palabras visual que se remonta al siglo XIII, cuando Sancho, hijo del rey Alfonso X, intentó usurpar el trono de su padre.
El «8» representa en realidad un ovillo de lana, o madeja. Así, forma un acertijo visual: «No-madeja-do» , es decir «No me ha dejado».
Esta declaración sería una muestra de gratitud de Alfonso X hacia la ciudad de Sevilla, que le permaneció fiel a pesar de la rebelión de su propio hijo. Hoy en día, NO8DO se ha convertido en uno de los símbolos más emblemáticos de la ciudad.

6. El Palacio de las Dueñas
Palacio de las Dueñas, Casa de Pilatos, Palacio de la Condesa de Lebrija… En Sevilla, podrías pasar todo un día explorando los diferentes palacios privados.
Los dos primeros son probablemente los más conocidos de la ciudad y a menudo se les compara. En realidad, no es necesario elegir entre ellos, ya que son bastante complementarios. Nosotros habíamos planeado visitar ambos, pero el azar decidió lo contrario. Al pasar por casualidad frente al Palacio de las Dueñas, decidimos aprovechar la ocasión para visitarlo… y finalmente no tuvimos tiempo para ver la Casa de Pilatos.


Lo que realmente distingue al Palacio de las Dueñas de otros palacios sevillanos es su atmósfera vivida. A diferencia de los museos congelados en el tiempo, aquí las fotos familiares conviven con los retratos oficiales, los recuerdos de viajes dialogan con los muebles de época. No es difícil imaginar a los niños jugando al escondite en los salones de techos altos.
PRECIO | 13 € por persona con audioguía incluida.

7. La Torre del Oro
No, no es una torre hecha de oro. Y a pesar de lo que inicialmente pensé, tampoco debe su nombre a la luz dorada que la baña al final del día.
En la época de las grandes conquistas españolas, la Torre del Oro servía como punto de tránsito para las riquezas traídas de las Américas. Una especie de caja fuerte del mayor imperio colonial de la época, por así decirlo. Aquí, también, no nos emocionemos demasiado: no hay una montaña de oro escondida en su interior. Hoy en día, se ha convertido en un museo naval que narra la historia marítima de Sevilla.


Situada a orillas del Guadalquivir, esta torre dodecagonal quizás no sea el edificio más espectacular de Sevilla, pero me impresionó más de lo que esperaba. Tal vez por su piedra de tonos cálidos o su forma original, o por su ubicación estratégica junto al río…
También esconde un detalle bastante interesante, invisible a simple vista, que descubrí durante mis investigaciones para este blog. Construida como una fortaleza defensiva por los Almohades en el siglo XII, posee una pesada cadena enterrada en el fondo del río, lista para ser tensada de un lado a otro para bloquear los barcos enemigos… ¡como en las películas!
También es posible subir a la cima de la torre para observar la vista del río y del barrio de Triana al otro lado. Como yo no subí, no puedo confirmar si la visita realmente vale la pena. Sin embargo, creo que al observar la vista desde arriba, se pierde justamente el principal interés del lugar: la torre en sí misma.
11. Las orillas del Guadalquivir
Siempre me parece fascinante la atracción que tiene el agua sobre nosotros.
Al borde del mar, nos reunimos en la playa. Si no, es a orillas del río donde nos gusta relajarnos. Hay pocos placeres tan sencillos como sentarse junto al agua, con las piernas colgando, disfrutando del sol. Bueno, quizás no en pleno verano…

Al final del día o durante el fin de semana, los sevillanos se reúnen naturalmente a orillas del Guadalquivir, especialmente cerca del puente de Triana, para relajarse con amigos, tomar una cerveza y calentarse bajo el sol invernal. Los perros, liberados de su correa, recorren felices la orilla, persiguen a las palomas y saludan a los demás grupos. Un músico callejero toca la guitarra no muy lejos… En resumen, ¡se está muy bien!


Llévate un libro, algo de música, un aperitivo improvisado y unas buenas gafas de sol. Observa los barcos y los kayakistas deslizarse por el agua, contempla las fachadas coloridas del barrio de Triana justo enfrente… Un pequeño lujo sin artificios, que le da a Sevilla un toque especial.
A diferencia de París o Londres, la vida sevillana no gira en torno al río. Eso no quiere decir que no pase nada allí. Al llegar desde el parque María Luisa, tuvimos la agradable sorpresa de descubrir el Paseo de las Delicias y sus numerosos bares y terrazas, en algún punto entre Nueva York y Bali, con música latina de fondo. El paseo es especialmente popular durante el fin de semana y da ganas de quedarse allí a tomar algo.
8. El barrio de Triana
De todas las atracciones de Sevilla, el barrio de Triana es tal vez el único que me dejó un poquito decepcionada, por lo menos al principio. No por falta de encanto, sino por un exceso de imaginación de mi parte.
Por alguna razón, había creado en mi mente una fantasía de calles completamente decoradas con azulejos multicolores. Después de todo, Triana es el bastión de la cerámica y la alfarería en España, una tradición que se remonta a la Edad Media. Pero olvidaba las raíces profundamente obreras de este barrio, que durante mucho tiempo fue el hogar de los alfareros, marineros y gitanos. También fue el único día que nos hizo gris, y eso seguramente tampoco ayudó.

Dado que el billete estaba incluido con nuestra entrada al Alcázar, aprovechamos para visitar el Museo de la Cerámica. Ya que había venido a ver azulejos, vamos a ver azulejos.
Instalado en una antigua fábrica de cerámica, el museo cuenta la historia de este oficio ancestral mientras exhibe bellas piezas, incluso para nuestros ojos de novatos. Honestamente, la visita es bastante corta y más agradable de lo que esperaba. ¿Es una visita imprescindible en Sevilla? Tal vez no, pero si tienes tiempo libre, si tienes la entrada gratuita con el Alcázar como nosotros o si te encanta la cerámica, ¡no te arrepentirás!



Una vez superada mi pequeña decepción, me dejé encantar fácilmente por el aire de pueblo y la autenticidad de este lado del río. Más local y pintoresco, sigue profundamente arraigado en sus tradiciones gitanas. Considerado como la cuna del flamenco, ha visto nacer a algunos de sus intérpretes más fervientes. Es el lugar perfecto para disfrutar de tapas y tomar una cerveza o un tinto de verano en una terraza con los locales.
El Mercado de Triana, situado justo a la derecha del puente, es a menudo elogiado como una parada obligatoria del barrio. Y nosotros, simplemente, lo pasamos por alto. Un contratiempo para Elias, quien tiene una pasión (no tan secreta) por todos los mercados. Para ser sinceros, teníamos una cita con unos amigos sevillanos y solo dedicamos una o dos horas a esta parte de la ciudad.
¡Volveremos, Triana!

9. Tablao de flamenco
« El flamenco, es 30% coreografía y 70% improvisación ».
Pocas experiencias son tan puramente andaluzas y, a la vez, tan profundamente turísticas como un tablao flamenco. Como bien lo refleja el tríptico tapas-flamenco-sangría, mantra de los visitantes extranjeros que llegan a España.
Si bien el flamenco está profundamente arraigado en el alma misma de Andalucía, y particularmente en la de Sevilla, son pocos los españoles que frecuentan estos locales solo por placer. Y, sin embargo, ¿qué mejor lugar para iniciarse en este arte apasionado que en su cuna histórica?
« Es la experiencia más guiri de mi vida », bromeaba Elías al entrar en la sala.

© Museo del Baile Flamenco
Pero a los extranjeros les encantan estas experiencias y Sevilla lo ha entendido bien. Entre las decenas de ofertas disponibles, nuestra elección finalmente recayó en el Museo del Baile Flamenco de Cristina Hoyos, una figura legendaria de la danza flamenca, que prometía una cierta garantía de calidad artística.
Como era de esperar, Elias era el único español en la sala. Lo más sorprendente fue que el 70% del público estaba compuesto por japoneses. Rápidamente comprendimos por qué, al escuchar los « ¡oh! » y « ¡ah! » a la entrada de los artistas. « Malena Alba », susurran con entusiasmo, empujándose unos a otros frente a la bailaora de origen japonés. Ya había leído en alguna parte que el flamenco tiene un éxito fenomenal en Japón… ¡Y es cierto!
A pesar de todo, en cuanto sonaron las primeras notas de la guitarra, la magia empezó a funcionar. El guitarrista, con los dedos volando sobre las cuerdas con una precisión casi quirúrgica, marcó el ritmo. Pero fue el solo de la bailaora española quien verdaderamente nos dejó sin palabras. Fue ella quien nos reveló la verdadera naturaleza del flamenco: un arte visceral, que se siente hasta los huesos y transmite una emoción cruda. Con los ojos cerrados, se deja llevar por su arte, mientras los músicos se adaptan al ritmo de sus tacones. Su rostro expresa, ora pasión, ora pena, con una intensidad rara.
Al final, la experiencia nos transportó. Lo único que lamentamos fue la frialdad del público, ya que los españoles habrían animado el espectáculo con gritos de « ¡Olé! » y « ¡Grande! » para alentar a los artistas.
Lamento no poder ofrecer una experiencia realmente auténtica, de esas a las que asisten los Sevillanos. En el barrio de Triana, supongo que es posible encontrar actuaciones menos estandarizadas (aunque no significa que no haya también su cuota de trampas).
10. El Metropol Parasol (Las Setas)
Pasemos al monumento más polémico de Sevilla.
En el corazón de la Plaza Mayor de Sevilla, una estructura monumental con formas orgánicas se eleva como un OVNI arquitectónico entre los edificios históricos: el Metropol Parasol, apodado ‘Las Setas’, en referencia a su forma de hongo.



Este conjunto de gigantescos parasoles de madera interconectados representa una de las estructuras de madera más ambiciosas del mundo. Inaugurado en 2011, este monumento relativamente reciente sigue siendo un tema candente en las conversaciones locales, siendo considerado por muchos sevillanos como la peor atrocidad arquitectónica jamás cometida en su valiosa ciudad histórica.
La historia del Metropol Parasol dio un giro inesperado cuando los trabajos, inicialmente destinados a construir un simple aparcamiento subterráneo, revelaron importantes restos arqueológicos. Lamentablemente, lo supe demasiado tarde y no puedo dar una opinión sincera sobre este Antiquarium.
A pesar de la controversia, debo admitir que encontré la estructura bastante fotogénica. Conociendo los sentimientos encontrados que genera y ante la mirada dubitativa de Elías, decidí no subir a explorar las pasarelas elevadas. Con toda honestidad, no estoy completamente convencida de que la experiencia sea imprescindible, salvo tal vez al atardecer o de noche.
INFORMACIÓN PRÁCTICA | Las Setas están abiertas de 9:30 a 00:30. La entrada cuesta 16 € por adulto. El acceso a los restos del Antiquarium, en el sótano, cuesta 2 € por adulto.
12. El mercado de Feria
El barrio de Feria es, en cierto modo, la Sevilla de los sevillanos.
A lo largo de la calle Feria, la arteria principal del barrio, se suceden innumerables bares y restaurantes con fachadas coloridas. Es uno de los lugares preferidos por los sevillanos para salir con amigos o en familia.
Nuestra visita coincidió con « El Jueves », el mercado de pulgas semanal que, como su nombre indica en español, se celebra todos los jueves por la mañana. Llegamos un poco tarde, justo cuando los vendedores comenzaban a recoger sus tesoros. Sin embargo, los pocos puestos que quedaban eran suficientes para imaginar la animada atmósfera de este mercado popular, donde antigüedades, objetos vintage y curiosidades atraen tanto a coleccionistas como a paseantes. Nos recordó al ambiente del Rastro en Madrid.


En el corazón del barrio, el Mercado de Feria encarna perfectamente esta atmósfera a la vez acogedora y vibrante. Entre los puestos tradicionales y las floristerías, varios restaurantes han transformado ingeniosamente antiguos puestos, como el de la pescadería, en espacios de restauración con un estilo industrial. Las tapas nos decepcionaron un poco, pero el ambiente es perfecto para tomar algo o disfrutar de un aperitivo.
13. Tomarse una copa en un rooftop
Al ser posible, al atardecer. Y frente a la Catedral, por favor.
Sevilla está llena de rooftops, y como una normativa estricta impide que cualquier construcción supere la altura de la Giralda en el centro, la vista siempre es despejada y espectacular.
Inicialmente intentamos el Atico Sevilla, que ofrece una bonita perspectiva sobre el río, pero el lugar estaba abarrotado. Finalmente, nuestro gran descubrimiento fue el rooftop del restaurante La Maestría de Querencia, con su vista impresionante de la Catedral y el resto de la ciudad. El ambiente es relajado, perfecto para tomar una copa a primeras horas de la tarde. Sin embargo, recomiendo venir solo para tomar algo en lugar de cenar. No es que la comida no sea buena, pero simplemente hay opciones mejores en cuanto a la relación calidad-precio.



BONUS
En 4 días en Sevilla, no tuvimos tiempo de verlo todo. Pero aquí te dejo algunas otras opciones que nos hubiera gustado explorar si hubiéramos tenido uno o dos días más.
CASA DE PILATOS | Como mencioné antes, la Casa de Pilatos es uno de los imprescindibles que nos perdimos. A menudo descrita como uno de los palacios más bellos de la ciudad, mezcla influencias renacentistas y mudéjares en una arquitectura refinada. Lamentamos no haberla visitado, ¡pero nos da una buena excusa para volver!
EL CORRALÓN DEL PELICANO | Una sevillana me recomendó este lugar tan peculiar, situado en el barrio de San Julián. Con un encantador patio central, este espacio alberga varios talleres de arte y artesanía, algunos de los cuales están abiertos al público. Echa un vistazo a su página de Instagram para comprobar las fechas de apertura al público.
ARCHIVO DE INDIAS | En la Plaza del Triunfo, justo al lado de la Catedral y del Alcázar, se encuentra el Archivo General de Indias. Este hermoso edificio histórico alberga hoy en día importantes archivos relacionados con la historia de las colonias españolas. La entrada suele ser gratuita, y se pueden ver exposiciones temporales. ¡Otra actividad que tenemos anotada para una próxima visita!

Dónde comer en Sevilla: Mis recomendaciones
Para almorzar o cenar
- La Bodega de Alfalfa | Un bar de tapas con una decoración moderna, donde los camareros son auténticos profesionales. Las tapas son deliciosas y el servicio rápido. Tras haber probado ambos, recomiendo especialmente el solomillo al whisky o el solomillo en salsa mozarabe, dos de las especialidades de Sevilla. El ambiente es ruidoso y animado. Lo ideal es sentarse en la barra o en una de las mesas altas cercanas para sumergirse en la energía local. ¡Nos gustó tanto que volvimos dos veces!
- Bar Alfalfa | Justo enfrente, el Bar Alfalfa es un pequeño local típico con una decoración simple y rústica, donde turistas y sevillanos se mezclan en un ambiente amigable y animado. Las tapas, sabrosas y generosas, se sirven en el mostrador por un equipo tan rápido como simpático. Mención especial para la carrillada ibérica y el salmorejo. ¡Un imprescindible en Sevilla!
- Bodeguita Antonio Romero | Para los más valientes, la Bodeguita Antonio Romero es otro establecimiento típicamente sevillano. Nos enfrentamos a la multitud para probar sus famosos « piri piri », pequeños bocadillos de cerdo a la parrilla, bacon, tomates, quesos y una especie de mayonesa ligeramente picante.
- Bodega Santa Cruz Las Columnas | Situado a solo unos pasos de la Catedral, este bar de tapas típico es una verdadera institución en Sevilla. Se encuentra la atmósfera amigable de las tabernas tradicionales, con camareros profesionales y tapas sabrosas a buen precio. Si las temperaturas son agradables, recomiendo detenerse para tomar una cerveza bien fría o un tinto de verano acompañados de algunas tapas en la terraza antes de continuar con la visita de Sevilla.
- La Escaloná | Este bar, situado en el animado barrio de Plaza Alfalfa, ofrece una cocina andaluza reinventada, en un decorado moderno y agradable. Aunque las tapas pueden parecer menos abundantes que en otros establecimientos típicos, es una buena dirección para descubrir un lado más creativo de la gastronomía sevillana. La relación calidad-precio es ligeramente menos interesante, pero se aprecia este enfoque original que cambia de los clásicos habituales.


Para tomar algo
- La Carbonería | Situado en una antigua (spoiler alert) carbonería, esta taberna mítica de Sevilla organiza todos los días espectáculos de flamenco o eventos culturales entre las 21:30 y las 23:30. El ambiente es más espontáneo, menos teatral que en los tablaos turísticos, aunque su popularidad entre los turistas en los últimos años ha reducido algo su atractivo, según los sevillanos.
Para desayunar
- El Alarbadero | Situado en un hermoso edificio histórico, esta escuela de hostelería ofrece una fórmula de desayuno muy atractiva por solo 10,50 € por persona, que incluye huevos revueltos, tostada con jamón, zumo de naranja fresco y café.
- La Calenteria | Fue al desayunar en un café cerca de nuestro hotel el primer día cuando notamos a varias personas claramente locales pasar con enormes raciones de churros. Intrigados, no tardamos en descubrir este excelente lugar para el segundo día. Los churros son ligeros, frescos y (relativamente) poco grasos. Calcula unos 9 € por dos porciones generosas (5 a 6 churros cada una). Para disfrutar de ellos sentado, basta con pedir una bebida o café en la terraza del café vecino, que acepta gustosamente que te sientes allí con tus churros.
Los rooftops
- La Maestria de Querencia | Situado en el hotel Querencia de Sevilla, este restaurante ofrece un amplio espacio para disfrutar de cócteles en un ambiente elegante con vistas a la catedral y la Giralda. El precio de las bebidas me pareció muy razonable para el lugar y el camarero fue simpático.
- Ático Sevilla | Una terraza con un ambiente vegetal, que ofrece vistas impresionantes al Guadalquivir y la Calle Betis. Su ubicación, un poco alejada de la catedral, permite disfrutar de un ambiente diferente y muy agradable. El espacio es algo limitado, por lo que te recomiendo llegar temprano o durante la semana.
- Mercado del Barranco | Con sus 1500 metros cuadrados, esta cómoda terraza junto al río se encuentra en el Mercado del Barranco, un mercado gourmet instalado en una antigua pescadería de hierro forjado.
- Pura Vida Terraza | Este bar en la terraza ofrece un ambiente bohemio, con vistas cercanas a la catedral y la Giralda. Ideal para disfrutar de cócteles mientras se disfruta de conciertos en vivo o espectáculos de flamenco. El precio de los cócteles es algo elevado (15€ de media), pero el ambiente lo compensa.
- Terraza Doña María | Situada en la azotea del hotel Doña María, esta terraza ofrece una vista única de la Giralda y la catedral, ideal para disfrutar de un cóctel al atardecer.
¿Dónde dormir en Sevilla?
Durante nuestra estancia en Sevilla, elegimos un hotel en pleno corazón del barrio de Santa Cruz, a solo 5 minutos a pie de la Catedral. Es cierto que esta es la zona más turística de Sevilla (y por lo tanto la más cara), pero realmente apreciamos poder regresar fácilmente a descansar entre dos visitas.
El barrio de Triana también puede ser una buena alternativa. Más auténtico, sigue siendo fácilmente accesible a pie.
No tuve un amor a primera vista particular por nuestro alojamiento durante la estancia, así que no tengo recomendaciones probadas y aprobadas. Sin embargo, no iba a dejarte colgado/a. Así que he hecho algunas investigaciones por ti y aquí tienes algunas opciones que me parecen interesantes:
- El Viajero en Sevilla | Un lugar cálido y perfectamente ubicado para explorar Sevilla a pie, ofreciendo una excelente relación calidad-precio, habitaciones cómodas y funcionales, así como una acogida especialmente amigable y atenta.
- Casa Boutique La Pila del Pato | Un encantador hotel en el corazón de Sevilla que combina un estilo vintage con toques modernos. Sus paredes de ladrillo visto y el hermoso patio central crean un ambiente cálido y acogedor, ideal para relajarse tras un día de exploración.
- Hotel Las Casas de la Judería | Un establecimiento excepcional por su arquitectura única, compuesto por 27 casas tradicionales conectadas por patios verdes y callejones interiores llenos de encanto. Su atmósfera romántica, la belleza de sus espacios comunes y su ubicación céntrica lo convierten en un hotel emblemático de Sevilla.
- Hotel Boutique Casa de Colon | Pequeño hotel familiar ubicado en un palacio del siglo XVIII, en pleno centro histórico, cerca de la catedral. Se distingue por su elegante decoración andaluza, sus habitaciones espaciosas y cómodas, así como por un servicio cálido y atento.
- Placido y Grata | Boutique-hotel elegante situado en el corazón del centro histórico de Sevilla, apreciado por su estilo escandinavo minimalista, su ambiente tranquilo y relajante, así como por sus habitaciones modernas decoradas con esmero. La cálida acogida del personal y la proximidad de los principales monumentos completan la atractividad del establecimiento.
- Casa Alhaja by Shiadu | Encantador hotel de pequeño tamaño, perfectamente ubicado cerca de la catedral de Sevilla. El establecimiento ofrece habitaciones cómodas y tranquilas, un agradable rooftop con una pequeña piscina, y un desayuno copioso. Los pequeños detalles como los pasteles frescos disponibles en el hall y la calidad de la acogida contribuyen a una experiencia especialmente apreciada por los visitantes.
Lo habrás entendido, qué hacer en Sevilla o qué ver en Sevilla no son preguntas que se responden en dos líneas. Ya sea que vengas para un fin de semana, 3 días o 4 días, la ciudad te cautivará con su riqueza histórica, su suave estilo de vida y su ambiente soleado. Entre los palacios con paredes cubiertas de azulejos, las plazas bañadas por la luz, los paseos por el Guadalquivir o los aperitivos en las terrazas frente a la Giralda, cada momento en Sevilla tiene algo mágico.
Sevilla no es una ciudad museo, es una ciudad que se vive. Una ciudad de la que te vas a regañadientes con el deseo de vivir allí. Aunque no hayas visto todo, te irás con el recuerdo de un lugar cálido, vibrante, lleno de vida. Y, sobre todo, con un deseo: volver.

